hay varias maneras de recordar los ochentas, ya que están como de moda… o no, ya hasta como moda chotean, cansan, aburren.
Cuando voy al trabajo (trabajo en una universidad) me saca mucho de onda ver a las morras con las mallas y las playerotas con un dibujote así de un wy o un chamaca con lentezotes rojos la bocota roja que succiona alguna bebida de un basote también rojote.
Pero bueno es normal ¿a que no? La moda es cíclica, todo regresa, en el fondo todos somos bien retros y no hay nada nuevo en el viñedo del ‘ñor. Pero buuueno hay de retros a retros ¿no? O sea si los dudes me dicen “no ponte al Emmanuel ¿no? con la de la chica de humo, que no ves que ya es chick otra vez” si lo bajo del coche!!! O suéltate la de me enamore en un bazar de las flans si le digo ¡Vete al demonio!
Me da penita ajena cuando pienso que me crié en esa década y que sea recordada con esas cosas, por dios.
Pero shy child revindica mi pre adolescencia y hace un recuerdo honroso de lo que escuchaba cuando tenia 12 años con el bit bit bit de los teclados Roland los coritos pegajosos, la estética futurista biiiien cargada y la letras biiien bobotas por culpa de las anfetas que se desayunaban.
Disconnected es la manera bonita de recordar los ochentas… la fea es la princesa tibetana timbiriche y te voy a olvidar de luismiguel, pero esas seguro ya las conocían.
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